Los números son claros, más allá de que el presidente use la cadena nacional para celebrar -ocultando los detalles por debajo de la alfombra- que el Estado nacional alcanzó el superávit fiscal en el primer trimestre del año. Y es que a casi un mes de aquel inoportuno festejo, la industria y la construcción, dos sectores decisivos en la actividad económica del país, registraron en marzo números más que preocupantes. A esto se le sumó la caída del empleo que, ¡oh sorpresa!, es la peor registrada desde la crisis de 2002 y que una familia para ser considerada parte de la clase media necesita casi 6 salarios mínimos para cubrir los gastos. No la vieron....o sí.
El 22 de abril, Javier Milei anunciaba que en enero de 2024 se alcanzó el superávit primario y financiero, algo que no se lograba desde 2012. Pero en aquella oportunidad, se le olvidó contar que los gastos en programas sociales cayeron casi un 60% real con respecto a enero de 2023, que hubo una reducción del 32,5% en términos reales en jubilaciones y del 53,3% en el reparto a las provincias. Ahora, con el anuncio del nuevo acuerdo entre Argentina y el FMI por la octava revisión del programa con el Fondo, lo que implica que el país va a recibir un nuevo desembolso de 800 millones de dólares para seguir pagando la deuda que tomó Mauricio Macri.
En pocas palabras, este acuerdo tiene que ver con esta operatoria del FMI que son fondos que en este caso el país recibe para repagar la deuda que tiene (ruido de tambores y platillos) con el propio fondo. Es decir, el organismo le manda los dólares del programa de facilidades extendidas para pagar el stand by que había tomado Macri... O sea, es un juego de suma cero al final del día. Mientras esto ocurre, la economía real arroja datos preocupantes. Si bien el Gobierno decidió omitirlos porque es información que no le queda cómoda, la Secretaría de Trabajo detalló que el nivel de empleo volvió a caer un mes más.
Ya había pasado lo mismo en diciembre, en enero y ahora volvió a derrumbarse en febrero, un 0,3% de acuerdo con los datos arrojados por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y usados por la cartera laboral que encabeza Julio Cordero. Y si se tiene en cuenta el documento entregado por el Estimador de Indicadores Laborales (EIL), que llega hasta el mes de marzo, señala que en el mes número cuatro del año hubo una caída superior al 0,5 por ciento. ¿Qué significa esto? que entre diciembre y febrero se perdieron en el sector registrado privado, es decir, el sector formal, unos 63 mil puestos de trabajo. ¡Este sí que la vio!
Pero eso no es todo. Este mismo relevamiento de la Secretaría de Trabajo advierte que para encontrar una caída similar a la del empleo registrada entre diciembre y marzo de este 2024, hay que irse a la pandemia del coronavirus, a la crisis financiera de 2008 o -"Tatán Tatán", como diría Walter Nelson- a marzo del 2002. "En relación a los meses de marzo de los años anteriores, se observa la mayor caída del empleo desde marzo de 2002 y se registraron valores similares en dos momentos de crisis económica, marzo de 2009 y marzo de 2020 con la pandemia. En términos interanuales, el nivel de empleo asalariado registrado decrece 0,6%", reza el informe.
Otro desalentador dato que muestra este informe y que alrededor de 30.000 puestos de trabajo que se perdieron obedecen al sector de la construcción. Este número no es menor, ya que toda del gobierno de Milei y su decisión de frenar la obra pública casi en su totalidad y de manera deliberada. Vale aclarar que la consultora Facimex Valores recopiló datos correspondientes a abril que mostraron caídas de 33% en el índice Construya (venta de insumos para la construcción por parte de empresas líderes).
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También registro caídas del 21% en producción de autos y 6% en patentamientos de vehículos, entre otros. Por otra parte, la consultora ACM consideró que "los sectores más orientados al mercado doméstico se vieron afectados por la caída de la demanda interna: los más transables no logran revertir esta tendencia, las mayores contracciones corresponden a equipos, aparatos e instrumentos 37%; maquinaría y equipo 35,5% e industrias metálicas básicas 25,6 por ciento".
Pero hay más. La Libertad Avanza se encargó de circular información que afirmaba que los sueldos en Argentina le ganaron a la inflación desde la llegada del "León", lo que representa una total y absoluta mentira. O al menos eso no es lo que está evidenciando en este momento la Secretaría de Trabajo, la cual evidenció que el salario registrado en el sector privado, salario formal, los trabajadores que se supone mejor están, están muy por debajo de los niveles de noviembre de 2023.
Para ser claros: en marzo los salarios aumentaron un 10,3% promedio contra una inflación de 11. La inflación acumulada enero-marzo fue 51,6% y a nivel interanual, los salarios avanzaron 208% contra 287,9% de inflación. En pocas palabras, el sector más privilegiado de los asalariados con respecto a noviembre de 2023, está un 10% abajo y a eso, hay que sumarle los datos de los trabajadores del sector público e informales que son los que más vienen padeciendo el Gobierno libertario.
En síntesis, se sigue perdiendo empleo y el empleo que se conserva tiene peores condiciones y un salario más precario que lo que tenía en noviembre de 2023, momento en el que ya los salarios estaban bastante bajos. Para colmo, en la Ciudad de Buenos Aires dos salarios mínimos no alcanzaron para cubrir los gastos de indigencia: $467.177; y para ser de clase media, una familia necesitó $1.264.410 millones en abril. Con el alquiler, supera $1,5 millones. "En marzo de 2024 se observa un leve incremento de la tasa de despidos (0,7%) en relación al mes anterior. En la comparación anual, la incidencia de los despidos sin causa también resulta levemente superior a la de marzo de 2023″, concluyó el informe.
