A Milei no le gusta la república ni la división de poderes. El gobierno libertario incumple resoluciones judiciales como el reparto de los alimentos dispuesto por el juez Sebastián Casanello y amenaza al Congreso con vetarle todo, al tiempo que reclama la sanción de la Ley Bases con delegación de facultades extraordinarias. Cualquier semejanza con una tiranía ¿es o no es pura coincidencia?
Cuando el ex presidente peruano Alberto Fujimori disolvió el Congreso de su país argumentó que fue porque "obstruía las leyes necesarias para la recuperación económica y la lucha contra la subversión". Cortados por la misma tijera, Milei dice: "Cada vez que los degenerados fiscales de la política quieran ir a romper el equilibrio fiscal, se los digo ahora, les voy a vetar todo. Me importa tres carajos".
A los dichos del presidente se sumó Guillermo Francos, que cerró la billetera y agarró el látigo. En entrevista con Radio Mitre auguró: "Si esto sucediera, lo que dicen algunos diputados que puede suceder de insistir con los dos tercios ante un veto del Presidente, claramente lo que va a hacer el Gobierno nacional es cortar otras partidas para poder financiar lo que salga en esa ley" y advirtió que habrá "recortes de todo tipo".
Al reduccionismo macroeconómico se suma ahora una teoría conspiranoica: en Casa Rosada creen que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner está detrás de la jugada de unir a la oposición para sancionar una nueva fórmula jubilatoria que jaquee la joya más preciada del libertario: el superávit fiscal. Y emitieron un comunicado en ese sentido: "Esta administración lamenta que diputados bien intencionados participaran de la trampa legislativa de Máximo Kirchner, y reitera su decisión inquebrantable de mantener el equilibrio fiscal utilizando todas las herramientas que proporciona la Constitución Nacional, incluyendo el veto, de ser necesario" dice el comunicado lanzado por la Oficina virtual del presidente.
"Algunos actores quieren que la Argentina siga por el mismo rumbo que nos ha condenado al fracaso. Eso no va a pasar con este Presidente. La Argentina ha cambiado y el mandato popular será defendido con todas las herramientas del Poder Ejecutivo", concluye el texto que desconoce otro pilar de la democracia: los diputados y senadores a los que ataca sistemáticamente también fueron electos por mandato popular.
La relación con el Congreso nació rota, y Milei cree que no lo necesita. Todavía no había asumido cuando Diana Mondino, la única que ya se movía como funcionaria antes de ser nombrada canciller, anunciaba: "Si el Congreso no nos aprueba las leyes, vamos a sacar todo por decreto". No fue una novedad: durante la campaña Milei sugirió que podría imponer la dolarización a través de un plebiscito y rediscutir la despenalización del aborto, alcanzada por una mayoría transversal a todas las fuerzas parlamentarias en 2020.
A diez días de iniciar su gobierno, Milei presentó por cadena nacional su "Plan de estabilización", un programa de desregulación de la economía y ajuste, a todas luces expuesto contenido en el mega decreto de necesidad y urgencia 70/2023. El texto -fuertemente resistido- fue frenado primero en la Justicia, que dejó sin efecto el capítulo laboral, y luego lo rechazó el Senado. Fue la primera vez que al menos una cámara rechazó un decreto presidencial. Milei los trató de "traidores a la patria".
Los antecedentes se acumulan. En febrero tras el fracaso de la Ley Ómnibus, Milei calificó al Congreso como "nido de ratas" y dijo que para "seguir manteniendo sus negocios" lo obligaron a retirar el proyecto, al que "ya habían deshilachado". La reticencia del gobierno a negociar y el desconocimiento del reglamento de la Cámara de Diputados hicieron que el texto perdiera estado parlamentario.
El rechazo despertó la ira del presidente, que compartió en redes sociales una lista con nombres y fotos de los legisladores que se opusieron al megaproyecto y los trató de "traidores" y "extorsionadores". Publicó el listado en su cuenta de twitter para que sea replicada hasta el hartazgo por su ejército de trolls.
Cuando Milei se reconcilia con la democracia dice que va a esperar hasta 2025 para enviar más de tres mil leyes que transformen realmente el Estado. Mientras tanto amenaza con gobernar por decreto y para que no queden dudas reafirma "me importa tres carajos"
