A 50 años de la muerte de Perón, peronismo para armar
Falta de conducción, dificultad para interpelar al electorado y viejos rencores forman parte del menú de obstáculos que enfrenta el peronismo. Solo gobierna en siete provincias de las cuáles, al menos dos, ya inauguraron el "peronismo libertario". Tucumán y Catamarca cruzaron el charco y se convirtieron en colaboracionistas de Javier Milei a cambio de magras promesas.
En Córdoba, el peronismo juega su propio juego y queda entrampado sin proyección nacional. Sólo los 18 años de proscripción representan un antecedente más crítico para el movimiento cuyo fin último es la felicidad del pueblo basada en los ideales de la justicia social y la dignidad.
Desde diciembre las piezas están desparramadas y las internas crujen a cielo abierto. La de Axel Kicillof y Máximo Kirchner, es tal vez la más resonante. Si bien ninguno hace públicas las diferencias, son los referentes de cada sector los que alzan la voz. Por caso, el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi y el ministro provincial Andrés Larroque son los que piden "nuevas canciones" a viva voz.
Este mediodía Kicillof y Máximo compartieron un acto en la histórica quinta de San Vicente. Desde allí el gobernador arengó: "El peronismo va derecho al futuro". Y llamó a construir "junto a las fuerzas populares, una alternativa que permita rebatir y revertir la destrucción que está en curso. Vamos a organizarnos para luchar en el proyecto del país que nuestro pueblo se merece". Kicillof dijo sentir vergüenza de que la Argentina esté gobernada por un Presidente, que durante su campaña calificó de "aberración" a la justicia social, uno de las principales banderas del peronismo.
Sergio Massa -el último candidato del espacio unido- no fue parte del mitin. El tigrense dice no querer "quedar pegado" en internas ajenas y calienta para mostrarse a fin de mes presentando su libro "Querer un país". Massa cree que los seis meses transcurridos del gobierno libertario y la sanción de la Ley Bases habilitan los primeros cuestionamientos "se acabaron las excusas" dice a su entorno. También cree que Kicillof se apura en mostrar proyección nacional.
Por su parte, Cristina Fernandez de Kirchner seguirá activa y con apariciones en todos los formatos. La expresidenta golpeó primero en febrero ante lo que leyó un escenario de inminente dolarización. CFK fue invitada a varios actos para homenajear a Perón, sin embargo eligió hacerlo con una entrevista a Pedro Rosemblat en el canal de streaming Gelatina. Allí analizó los 50 años del movimiento hasta llegar a la actualidad. "Viejos no, viejos quedaron algunos. Algunos peronistas quedaron muy viejos y gorilas ni hablar" dijo sobre la vigencia de la doctrina partidaria.
Sobre las nuevas generaciones militantes y la educación, Cristina se mostró crítica: "Mi generación era la del Mayo Francés, del movimiento contra la guerra de Vietnam, de la revolución Cubana, era un proceso de cambio en el mundo. Leíamos muchos, algunos más que otros". "Estábamos muy formados y teníamos los instrumentos para decodificar e interpretar lo que veíamos. Estábamos preparados para poner en duda el mundo y ahora la gente cree lo que ve en TikTok, aunque sea una pelotudez más grande que una casa", agregó.
El jueves pasado Guillermo Moreno, que no logró pasar las PASO, empezó a juntar las piezas desordenadas. convocó a una cumbre de economistas. Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner y Juan Grabois mandaron delegados. Sergio Berni también ofició de articulador. En la convocatoria inicial, Moreno no había incluído al sector de Grabois. La invitación le llegó sobre la hora. Se reunieron en el segundo piso del Palacio Barolo, Miguel Angel Pichetto envió el "visto bueno", tiene diálogo fluido con Moreno y teje algunos acuerdos en las "sombras" dentro del Congreso.
A 50 años de la muerte de Perón, un outsider que se burla de los colectivismos y la justicia social, pateó el tablero y llegó al sillón de Rivadavia con apoyo popular. El movimiento no quedó ni unido ni organizado. "Peronismo para amar" cuando falta un año para el nuevo cierre de listas que marcará el verdadero termómetro del humor social.