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Caruso no cambia más: ahora, con insultos racistas

El excéntrico director técnico Ricardo Caruso Lombardi, que dirige a Miramar Misiones de Uruguay, fue expulsado del campo de juego por gritarle "negro de m..." a un árbitro. Luego, y tarde, pidió disculpas. Las mismas caruseadas de siempre, que pueden terminar con una actuación de oficio de FIFA.
21-05-2024
Ricardo Caruso Lombardi, DT de Miramar Misiones de Uruguay: su equipo va último LQC

No todo está permitido. Los tiempos cambiaron y lo que era visto como una excentricidad se convirtió en algo repudiable. Lo que podía justificarse por la intensidad de las pulsaciones o por la personalidad del protagonista ya no se justifica más. Y el inefable Ricardo Caruso Lombardi tiene un posgrado en patinadas. Se le sale la cadena demasiado fácil, pero sus caruseadas ya no son festejadas por nadie. 

El experimentado DT acumula más caruseadas contra los árbitros que puntos al mando de Miramar Misiones, equipo que marcha último en el torneo Apertura de Uruguay. Este lunes volvió a caer en excesos y un insulto racista hacia el árbitro Alberto Javier Feres, que lo expulsó durante la victoria de Liverpool por 2-1.

A Miramar, que jugaba con un hombre menos por la expulsión de Matías Aguirregaray, le dieron vuelta el partido en dos minutos, a los 39' y a los 41' del ST. Ya en el descuento vio la tarjeta roja Ricardo Guzmán Pereira, volante de Miramar Misiones. Entonces sobrevino la reacción de Caruso Lombardi hacia el juez, que lo había expulsado por protestar. "Ni foul fue. Ah, te van a aplaudir. Te van a aplaudir. Te van a aplaudir. Negro de mierda. Jetón. No me voy a ir", fueron las agresivas y desafiantes expresiones de Caruso Lombardi, que no se dejaba calmar ni por uno de sus ayudantes de campo.

El tuit de Ricardo Caruso Lombardi en el que pide disculpas

Un rato más tarde, apeló a la excusa de siempre: las pulsaciones, y envió un tuit a través de su cuenta para disculparse con el juez. Pero, en virtud de su campaña contra el racismo (que se intensifica cada vez más), el Tribunal de Ética de FIFA podría actuar de oficio y penalizar con severidad. 

HISTORIAL DE CARUSEADAS

No hay que bucear demasiado en el archivo para encontrar a Caruso descontrolado. Sin ir más lejos, la semana pasada, en el empate 0-0 ante River de Montevideo, se quejó porque el VAR no convalidó un gol de su equipo. Le apuntó a Esteban Ostojich, encargado de la revisión tecnológica: "No puede ser que cada vez que hace un gol Miramar vayan siempre al VAR, veo una animosidad hacia el club. Querido Ostojich, si vos me cobrás offside por una punta del pie, o por una uña, si le estás buscando el pelo al huevo, es porque querés perjudicar a Miramar, es así de simple. Es un club que no les importa, total, no tiene cancha, no tiene esto ni lo otro. Yo no me voy a callar, a mí no me importa nada. Si me quieren voltear, que me volteen, pero yo no me voy a dejar basurear". 

Ni el riesgo de que lo suspendiera el Tribunal de Ética de la Asociación Uruguaya de Fútbol calmó a Caruso Lombardi: "¿Me quieren mandar al Tribunal de Ética? Voy. ¿Quieren que me vaya? me voy, pero si no me dejan laburar tranquilo es imposible. Cuando me toca perder no digo nada, doy la mano y me voy. No hay derecho a que nos hagan esto, nosotros vivimos del fútbol, no venimos a joder. Si no les gusta nos vamos. Tengan respeto por los laburantes, yo no me voy a callar la boca, no me gusta que me boludeen. Como acá nadie se atreve a hablar, todo pasa. Yo, si tengo que morir, muero de pie".

No es nueva esta faceta del entrenador argentino. A lo largo de su carrera tuvo un sinfín de exabruptos, con árbitros y contra colegas. Curiosamente, los berrinches los hace cuando le toca perder. Como un nene de 62 años y en un puesto de responsabilidad dentro de la estructura del fútbol. 

Sudado, descamisado, desgañitado, afónico, intentando agarrarse a trompadas (la mayoría de las veces sin éxito), Caruso representa al "busca", el que pichulea ventajas para no caerse del sistema. Son incontables las veces que amenazó con retirarse de la dirección técnica porque "lo perjudicaban". Y ese personaje lo llevó a convertirse en un mediático más: bailó con Tinelli y se reconvirtió en un opinador del fútbol. Ahora volvió a dirigir, y volvió a pasar un límite.